Según la Policía, la crisis económica y la necesidad acuciante de dinero han disparado las denuncias falsas por secuestro. Pero otro tipo de necesidades, como justificar una francachela de larga duración o una canita al aire, o el temor al profesorado o a un marido enfurecido, también son motivos que pueden llevarte a fingir tu propio rapto. Aunque si lo haces de forma tan chapucera como estos cinco sujetos lo que te espera es el escarnio público y el peso de la ley.
Víctima. Un niño de once años.
Motivo. Una reunión familiar con la tutora.
El caso. Este asombroso caso –por la edad y los arrestos del fabulador– sucedía hace menos de dos meses. Inquieto por el resultado de un encuentro de sus padres con su profesora, este preadolescente de Xinzo de Limia decidió truncar la cita al precio que fuese y huir hacia delante inventándose su propio rapto. Desde su móvil escribió un SMS al padre, Guardia Civil para más señas, diciéndole que iba secuestrado en el maletero de un coche. Hasta 100 agentes se movilizaron antes de que el progenitor echara en falta las llaves de una segunda vivienda, se acercara hasta la misma y descubriera todo el pastel.
Víctima. J.F.M.P.
Motivo. Huyendo del marido de su amante se pierde en el monte y denuncia su secuestro para ser rescatado.
El caso. Que la realidad supera muchas veces a la ficción se pone de manifiesto en historias como esta. Octubre de 2012. Dos amigos van a ver a la “amiga” de uno de ellos a su casa de Arcos de la Frontera (Cádiz). Al creer que llega el marido salen huyendo despavoridos campo a través. Uno de ellos se extravía. Y decide llamar a la policía diciendo que le han secuestrado y ha logrado huir de sus captores. Lo localizan gracias a la señal del teléfono y lo llevan al cuartelillo para abrir diligencias por el secuestro. Allí se encuentra con el amigo, que había acudido, inquieto, a notificar su desaparición. En ese momento, la historia de desmorona y J.F.M.P acaba detenido. Nunca sabremos si fue peor el remedio que la enfermedad.
Víctima. José Isaac Roffe Silva, prometido de Falete.
otivo. Una juerga que se prolonga más de la cuenta.
El caso. Cuando la rumba se te va de las manos y hace horas que deberías estar en casa, donde te espera tu pareja hecha una Hidra… ¡Eureka! Digo que me han secuestrado… y a otra cosa mariposa. Esto debió pensar el novio de Falete cuando en octubre de 2008 se presentó en una comisaría sevillana denunciando que dos individuos lo habían obligado, a punta de navaja, a subirse a un vehículo para luego retenerle varias horas en paradero desconocido. Tras un breve interrogatorio los agentes desmontaron la historia, llena de incongruencias. Falete, tremendista siempre, declaró que “Se junte el cielo con la tierra, ahí estaré yo para apoyarle y estar junto a él en todo”, aunque poco después anulaba el compromiso matrimonial. Isaac tuvo que pagar una multa de 700 euros.
Víctima. Bartolín.
Motivo: Desconocido. Sigue sosteniendo que fue secuestrado.
El caso. En mayo de 1998, en plena psicosis colectiva por el secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco, Bartolomé Rubia Muñoz, alias Bartolín, concejal del PP La Carolina de 27 años, aparecía en Irún sosteniendo que había sido secuestrado por ETA. El caso recibió máxima atención policial y periodística pero la rocambolesca historia –abordado en el garaje de su casa, le habían echado un narcótico en una cocacola y había sido transladado ¡en tren ordinario! hasta la localidad gipuzcoana, donde le metieron en un coche del que se arrojó en marcha– cayó por su propia ligereza (la llamada reivindicativa se había realizado desde su móvil). Al llegar a casa su padre lo recibió con dos guantazos y fue expulsado del PP. El alcalde de la localidad, y padrino político de Bartolín, dijo: “En todas las familias hay un tonto, y a mí me ha tocado éste”. Fue condenado por simulación de delito a pagar una multa de 270.000 pesetas.
Víctima. Martín Prieto.
Motivo. Pasar la noche en compañía de otra.
El caso. En octubre de 1996, la noticia del secuestro del famoso periodista Martín Prieto causó un enorme revuelo dado que el columnista y tertuliano se despachaba a gusto en contra de ETA (a la que había llegado a dar la dirección de su casa). Cuando su mujer denunció la desaparición, se montó un gabinete de crisis que incluía a ministros (Mayor Oreja), jueces (Garzón y Gómez de Liaño) y periodistas (Luís del Olmo y Pedro J Ramírez). Aunque la asistenta declaró que vio salir a Prieto “en compañía de una señora rubia de unos 30 años”, tuvo que ser el propio implicado, alarmado ante el alcance de la noticia, el que avisó de que se encontraba sano y salvo y había pasado la noche en un hotel cercano a su domicilio.
Con información de La Voz de Galicia, Diario de Cádiz, El Correo, El Rollo del Pollo y El País