Leonardo Dantés y el Dr. House, dos estilos indignos de afrontar la alopecia.
Hablemos en confianza, de calvo a calvo: cualquier estrategia que pongas en marcha para disimular o ocultar tu alopecia va a volverse contra ti, como un bisoñé-boomerang atizándote en el cogote, así que es preferible que asumas tu condición desde ya, te afeites el cráneo y salgas a la calle parafraseando aquel viejo eslogan de Agrado: ¡No escondas tu calva!
¿Pero aún no te has enterado, alma de cántaro, que los hombres con la cabeza afeitada resultamos poderosos? ¿Acaso no ha llegado a tus oídos el rumor (pura habladuría) de que los calvos tenemos la potencia sexual de un Casanova ahíto de Viagra?
A continuación, las seis maneras más deshonrosas, patéticas y risibles de tapar tu calva, de menor a mayor, empezando por…
6. La peluca
Un clásico entre los clásicos: lo mismo vale para un roto (travestirte en una fiesta de disfraces) que un descosido (atravesar las líneas enemigas y plantarte en la España franquista). La peluca es al calvo lo que el trasplante del hígado al cirrótico, pero con una sensible diferencia: el cuerpo acostumbra a rechazar el tejido muerto.
Usuarios ilustres: John Travolta, Julio Iglesias
5. El trasplante de pelo
Entrados en harina, nos lanzamos de cabeza al quirófano. El trasplante de pelo consiste nada menos que en Ctrl-X un trozo de piel peluda del resto del cuerpo –el cogote o la zona nalgable- y Ctrl-C allí donde escasea: la frente o la coronilla. Dependiendo del precio y de la pericia del galeno, el resultado es desigual: he visto calvos que llevaban “racimos” de pelo sembrados equidistantes en el cráneo, produciendo el efecto de una muñeca Berjusa.
Usuarios ilustres: Iker Casillas, Wayne Rooney, Jude Law, Hilario Pino.
4. El bisoñé
También conocido como peluquín, el bisoñé es una “peluca por provincias”. Como es bien sabido, la alopecia androgénica no afecta a todo el torrado, sino sólo a la azotea, de forma que el bisoñé cubre exclusivamente esta área, como si se tratara del cadáver de un pequeño mamífero. Como es evidente, las posibilidades de que el color y la textura del pelo remanente del usuario coincidan con las del apósito son remotas, dando lugar a vergonzantes combinaciones cromáticas. Ni hablar del peluquín.
Usuarios ilustres: El Dioni, Charlie Sheen, Leonardo Dantés, Elton John, Chuck Norris
3. Tatuaje capilar
Llamemos a las cosas por su nombre: lo que se vende como “micropigmentación capilar” no es otra cosa que tatuarse la cabeza con muchos puntitos, como si estuviéramos perpetuamente recién afeitados. El grado de patetismo de esta técnica es evidente, porque el calvo ya no aspira a lucir pelo sino que se conforma con su fantasma. El efecto secundario obvio del tatuaje capilar es que mientras el pelo sigue creciendo (y encaneciendo) en las sienes, en la azotea sigue perpetuamente rasurado y muy cortito, a lo Vin Diesel.
Usuarios ilustres: Emilio Butragueño, Jorge Lorenzo
2. Generador de pelo efímero
Si la desventaja del tatú es su perennidad, el mayor defecto de los espráis de pelo de palo es precisamente su caducidad casi instantánea. El invento es como sigue: tienes una cita con una usuaria de Badoo, a la que has seducido gracias a una foto con bisoñé. Para no defraudarla te haces con un espray de micro-fibras que en cinco minutos te deja una melena que ni Michael Landon. Problema: puede que antes de que llegues a la yacija toda tu cabellera se haya desmoronado, dejando en evidencia tu triste verdad.
Usuarios ilustres: Ni uno
1. Peinado ensaimada
Como quedó dicho anteriormente, el cuero cabelludo se despeja por barrios, así que siempre queda alguna veta con la que cubrir el inexorable avance de la frente. Si bien el peinado de raya al lado (cubrir la calva con el pelo de una de las sienes) tiene gran predicamento entre el varón carpetovetónico, el peinado ensaimada supone el culmen de la ocultación vergonzante de la calva propia. Su maestro, cómo no, es el inolvidable Anasagasti.
Usuarios ilustres: Anasagasti, José Oneto, Hugh “Dr. House” Laurie
Entonces, te preguntarás, ¿qué hago? Pues nada, quítate el gorro y sal a la calle orgulloso de tu calva que, al final, será la estación de llegada de todos tus congéneres masculinos. Si te avergüenza tu alopecia precoz haz de la necesidad virtud y adopta una pose desafiante. Por ejemplo:
Otras tomaduras de pelo:
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